16 de octubre de 2016

A veces...lo que necesitas es volver a casa.



A veces me detengo un momento a pensar y digo ¿cómo es posible que exactamente hace un año todo era tan diferente? ¿Cómo es posible que siempre tuve todo en frente mío y no fui capaz de detenerlo? y ahora que no puedo hacer nada por cambiar mis errores me siento extrañada de pensar lo extraño que no es tener tanto de lo que siempre había querido. Aquellas conversaciones infinitas, que parecía que no iban a tener conclusión alguna, que en caso de que se cerrarán había mil y un temas en cola que esperaban para ser desglosados parte por parte hasta repetir el ciclo. Aquellas llamadas tan frecuentes que a pesar de la soledad que se pudiera sentir llenaban todo a tu alrededor y te hacían sentir plena. Los mensajes lindos y tiernos, llenos de palabras que te calaban hondo por la fuerza que tenían con solo leerlas. Aquellas respuestas a versos y letras enviados que reconfortaban tanto. ¿Éramos unos niños no? unos pequeños soñadores, llenos de ilusiones, metas sueños que entre más pronto se hicieran realidad, mejores eran... Tengo la fe puesta en esos niños, en que ellos van a saber cómo volver a sus raíces, en que van a encontrar el camino de vuelta a casa, de vuelta a todo aquello que creían que nunca podría tener fin.

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